(Traducción al español a continuación)
Another December 12th, and the alarm jolts me awake at 5:00 a.m. I bury my head in my pillow and realize: Shit, it’s Guadalupe Day! Time to go skinny dipping in Puget Sound in sub-freezing weather. Oh joy!
You might reasonably ask: What does Guadalupe Day have to do with skinny dipping? An excellent question.
For years, I’ve had a thing for Our Lady of Guadalupe. Whether you take her story literally, see it as a meaningful myth, or just think the whole thing was fabricated by the Spanish to entice the indios into the Catholic Church, there’s no denying that the story is compelling. The Virgin Mary appears as a dark-skinned woman to a poor Indian, Juan Diego, telling him to inform the bishop that she wants a church built on Tepeyac, the hill that had been the shrine of the Aztec goddess, Tonantzin. Juan Diego is rebuffed by the bishop, and eventually La Virgencita knocks some sense into the old cleric by sending Juan Diego back to him with his cloak imprinted with her remarkable portrait and filled with roses. Nearly 500 years later the striking image survives, displayed in a huge basilica in Mexico City. The faithful gaze up at her from a moving conveyor belt ~ an experience which is, to put it mildly, more than a bit surreal. And I have to admit, pretty moving ~ no pun intended, really. Her image is truly breathtaking.
Joseph Campbell said that myths are clues to the spiritual potentialities of life. I think that’s why Guadalupe ~ and the myth of Guadalupe, which transcends all religiosity ~ is such a force. She is present not only in churches, but also tattooed on various body parts, painted in alleyways and on low-rider cars, and posted on banners that proclaim justice for those who are exploited or excluded. Guadalupe is at home with the poor. She is and has been a potent force in countless peace and social justice movements throughout the Americas. In a deliciously subversive mix, she is an amalgam of the wild (Tonantzin) and the more subdued (conventional images of the Virgin Mary). Guadalupe reminds us to believe in miracles and to never forget that the people who seem to be “the least” often have a wisdom that we will miss if we aren't paying attention. To me, she is the Mexican version of the “Divine Feminine,” the Mother of God who, in the words of Meister Eckhart, calls us all to be Mothers of God. Talk about spiritual potentialities of life! Because of all this, I am one of Guadalupe’s biggest fans. I wear her medal close to my heart and I don’t much worry about whether she’s “real” or not.
So back to the question: What does Guadalupe Day have to do with skinny-dipping? Why, absolutely nothing! This crazy ritual was started by some Catholic Workers 18 years ago. (The common wisdom is that most Catholic Workers are neither Catholic nor workers, but that is a theme for a later reflection). They wanted to have a polar bear swim for the Winter Solstice, but since so many folks left town for Christmas, they decided that Guadalupe Day would be better. From that fateful decision sprang the idea of singing Marian hymns while walking down to the beach ~ though truthfully, we don’t usually get too far with hymns before someone channels Tina Turner and we’re on to Proud Mary ~ and re-enacting the story of La Virgen appearing to Juan Diego which, because this happens after everyone has stripped, and with temperatures usually near freezing, makes for a very quick re-enactment.
I think Guadalupe is right at home with our motley crew, because almost everyone who participates is somehow working to make our world a better place. There are Jesuit Volunteers who live simply and give a year of service after college; Catholic Workers and others who work for political change and who welcome folks who are homeless; people who risk arrest and prison time in order to speak out against nuclear proliferation. This is all important, serious work, part of a quiet ~ and sometimes not so quiet ~ revolution that brings a little more light into our world. Without laughter and a bit of craziness, it’s work that can become pretty overwhelming.
And that, my friends, is why I drag myself out of bed every year at 5:00 a.m. on December 12th.
Happy Belated Guadalupe Day to all!
Otro 12 de diciembre, y el despertador me saca de mi sueño a las 5:00 de la mañana. Me cubro la cabeza con mi almohada y me doy cuenta: Mierda, es el Día de Guadalupe! Es tiempo de nadar desnuda en Puget Sound con las temperaturas bajo cero. ¡Qué alegría!
Podrías preguntar, con toda la razon: ¿Qué tiene que ver el Día de Guadalupe con esto de nadar desnuda? Excelente pregunta.
Desde hace muchos años, me ha atraído la Virgen de Guadalupe. No importa si tomas la historia literalmente, o la ves como un mito significativo, o piensas que fue fabricada por los españoles para atraer a los indios a la iglesia Católica: no se puede negar que es una historia impresionante. La Virgen María aparece como una mujer morena, a un indio pobre, Juan Diego, diciéndole que informe al obispo que quiere una iglesia construida en el cerro de Tepeyac, el mismo cerro que había sido dedicado a la diosa azteca, Tonantzín. El Obispo rechaza a Juan Diego, y al final La Virgencita le hace al viejo clérigo entrar en razón, a patadas, mandándole a Juan Diego una vez más con su tilma imprimida con su imagen sorprendente, y llena de rosas. Casi 500 años después la imagen asombrosa sobrevive, expuesta en una basílica enorme en la Ciudad de México. Los fieles la miran fijamente desde una cinta transportadora ~ una experiencia medio surrealista. Y, tengo que confesar, bastante conmovedora ~ juego de palabras (pun) no intencional, de veras. Su imagen es realmente impresionante.
Joseph Campbell dijo que los mitos son pistas a las potencialidades espirituales de la vida. Creo que por eso Guadalupe ~ y el mito de Guadalupe, que trasciende toda religiosidad ~ es una fuerza tan potente. Ella está presente no sólo en las iglesias, sino también tatuada en varias partes del cuerpo, pintada en los callejones y en los carros “low-riders”, colgada en las pancartas que proclaman la justicia para los explotados y excluidos. Guadalupe está a gusto con los pobres. Es y ha sido una fuerza potente en innumerables movimientos de la paz y la justicia social por todas las Américas. Ella es una mezcla deliciosamente subversiva de lo silvestre (Tonantzin) y lo sumiso (las imágenes convencionales de la Virgen María). Guadalupe nos recuerda a creer en los milagros, y nunca olvidar que las personas que parecen ser las menos importantes muchas veces poseen una sabiduría que puede perderse si no hacemos caso. Para mí, ella es la versión mexicana de la “Divine Feminine” (el aspecto femenino de Dios), la Madre de Dios que, en las palabras de Meister Eckhart, nos llama a todos a ser Madres de Dios ~ hablando de potencialidades espirituales de la vida! Por todas estas razones, soy gran aficionada de Guadalupe. Llevo su medalla cerca de mi corazón, y no me preocupo mucho de que si es “real” o no.
Ahora, regresando a la pregunta: ¿Qué tiene que ver el Día de Guadalupe con el nadar desnuda? Pues, absolutamente nada! Este ritual loco fue iniciado por unos Trabajadores Católicos hace 18 años. (La sabiduría común dice que la mayoría de los Trabajadores Católicos ni son Católicos, ni trabajan, pero eso es tema para una reflexión futura). Querían tener un “polar bear swim” (nadar de oso polar, es decir, nadar en el invierno) para el solsticio del invierno, pero había muchas personas que iban a otra parte para las fiestas navideñas; así que decidieron que el Día de Guadalupe sería mejor. De esa decision fatídica vino la idea de cantar himnos marianos mientras caminamos a la playa ~ pero la verdad no pasa mucho tiempo hasta que alguien invoque al espíritu de Tina Turner y seguimos con Proud Mary ~ y recrear la historia de la aparición de la Virgen a Juan Diego que, porque esto ocurre cuando ya están todos desnudos, y con las temperaturas bajo cero, pues es una recreación bastante rápida.
Creo que Guadalupe está a gusto con nuestro humilde grupo, porque casi todos los participantes trabajan de alguna manera para hacer un mundo mejor. Hay Voluntarios Jesuitas que viven sencillamente y dan un año de servicio después de graduarse de la universidad; Trabajadores Católicos y otros que trabajan por el cambio político y que dan la bienvenida a la gente sin casa; personas que corren el riesgo del arresto y tiempo en la prisión por sus protestas en contra de la proliferación de las armas nucleares. Todo esto es trabajo importante, serio, parte de una revolución tranquila ~ y a veces no tan tranquila ~que lleva un poco más luz al mundo. Pero sin la risa y un poco de locura, es trabajo que puede ser abrumador.
Y es por eso que me arrastro de la cama a las 5:00 de la mañana el 12 de diciembre, todos los años.
¡Feliz Día de Guadalupe (atrasado) a todos!