Wednesday, August 12, 2020

MMXX

                        Earthrise, as seen from Apollo 8, December 24, 1968

These are the days of miracle and wonder.
This is the long distance call.
~ Paul Simon

The 20's roared in right on time
oh yes they did
just as the great, good Mother
was binding up her wounds.
She was in no mood to roar. 
She quaked ~
softly at first ~
then groaned and trembled 
in exhaustion,
labor-swaying as Corona crowned,
blood-soaking her children with a
cruel, mysterious offering:
You will stop now.
You WILL stop.

In fevered dreams an ice shelf cracked
and polar bears lazed on desert buttes,
melting in colors of flare and fire.
A little girl cried as she disappeared
under the foot of the massive border bridge
¡Por favor! Please! I want to live . . .

Sinking, sobbing.
Machines do the breathing now
and walls will keep you safe.

A man the color of night
begged for life and his mamma.
I can't breathe!
I can't breathe!
Soul force smothered
then arising, surging.
Bloodied with the great Mother's afterbirth
it soared and escaped,
wrapping the globe
in a messy mantle of improbable questions.

What is the sound of ignorance unbound?

The monk stands calmly in the zendo,
chanting as night descends.
Life and death are of supreme importance.
Time passes swiftly and opportunity is lost.
Let us awaken, awaken.
Do not squander your life

The 20's roared in right on time,
oh yes, they did,
with the great, good Mother pleading:
Stay.
Dream.
Fight. 
A messy birth it is,
but a birth nonetheless.
Do not flee.

Do not squander your life.

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MMXX

                      Earthrise, desde Apollo 8, 24 de diciembre, 1968

Estos son los días de milagro y asombro.
Esta es la llamada de larga distancia.
~ Paul Simon

Los 20s entraron con un rugido, justo a tiempo,
ah sí, así entraron
mientras la gran Mamá buena
curaba sus heridas.
Sin ganas de rugir
empezó a temblar ~ 
suavemente ~ 
luego gemía y estremecía
agotada,
meciéndose en su labor mientras 
el Corona coronaba,
empapando con sangre a sus hijos con una ofrenda
cruel y misteriosa:
Ya basta, les dijo.
Ya basta.

En sueños febriles rajó una capa de hielo
y los osos polares reposaban en mesas desérticas,
esfumándose en colores de llama y fulgor.
Una niña sollozaba mientras
desaparecía debajo del pie del masivo puente fronterizo
¡Por favor! Please! Quiero vivir . . .

Hundiéndose, llorando.
Ahora las máquinas respiran
y los muros te protegerán.

Un hombre, el color de la noche
rogaba por su vida y su mamá.
¡No puedo respirar!
¡No puedo respirar!
Fuerza de alma ahogada
luego surgiendo, despertando.
Ensangrentada con la placenta de la gran Mamá
voló y escapó,
abrigando al mundo
con una cobija desordenada de preguntas improbables.

¿Qué es el sonido de la ignorancia suelta?

El monje se para tranquilo en el zendo,
cantando la oración de la noche:
La vida y la muerte son de importancia suprema.
El tiempo pasa rápido y la oportunidad se pierde.
Que despertemos, despertemos.
No derroches tu vida. 

Los 20s entraron con un rugido, justo a tiempo,
ah sí, así entraron,
con la gran Mamá buena rogando:
Quédate.
Sueña.
Lucha.
Un nacimiento caótico, sí,
pero sin embargo, un nacimiento.
No huyas.

No derroches tu vida.