Saturday, April 28, 2018

crazy tree

(Traducción al español a continuación)

Once upon a time, in the midst of a bustling city, there lived a group of flowering cherry trees.  These trees were happy to line both sides of the street, adding to the beauty of their neighborhood.  They stood proud and tall, and every spring, at the first sign of warmth, they would begin to sprout lovely blossoms in various shades of pink.  Every summer the blossoms would give way to an abundance of leafy green. And every autumn, their leaves would turn a soft yellow before gently tumbling to the ground.  All the trees fell into this predictable, comforting rhythm ~ all except for the strange little tree at the end of the street who had this odd habit of blossoming in the fall and dropping her leaves in the spring.  Truth be told, most of the time she was blossoming and dropping leaves at the same time.  Crazy tree.  

Understandably, The Crazy Tree's idiosyncracies did not endear her to the other trees. Because she resisted the pre-ordained schedule of blossoming, leafing, and shedding by marching to a different drummer ~ if such a thing can be said of a tree ~ she made the other trees somewhat uncomfortable.  But for the most part they were far too preoccupied with their well-choreographed lives to pay much attention to the disheveled outcast.  

Still, they couldn't help but notice that there was something special about The Crazy Tree.  It was hard to describe, but it seemed that while they were reasonably happy, The Crazy Tree was alive. Or maybe awake was a better word. The Crazy Tree seemed to know something that the others refused to acknowledge:  that life doesn't happen on schedule.  And sometimes ~ well, actually, most of the time ~ she would tell the other trees: we are dying and birthing at the same time, letting go and welcoming in the new in a crazy, colorful, blossoming, leaf-dropping dance of life. The Crazy Tree would get so excited when she was talking about this that she would sprout a blossom and drop a leaf just to make her point. 

Over the years, the neighborhood association became more and more dismayed by The Crazy Tree's appearance which did not begin to meet their standards of beauty and conformity.  And so ~ as often happens to those who challenge our pre-conceived notions of how life is supposed to be ~ The Crazy Tree was killed, cut down before her time on a sunny summer afternoon.  Most of the other trees, along with the president of the neighborhood association, were pleased to be rid of this blight on their urban landscape.

But the many walkers and runners who had come to know and love The Crazy Tree.were deeply saddened when they discovered that she was no longer there.  It didn't take long for them to realize, though, that her spirit was still very much alive; so they started to come by to sit on her stump, just to feel her presence.  They claim it is a magical place, a place of crazy wisdom, and every so often, when the wind is just right, they swear they can hear her voice whispering to them.  Lately, she's been chanting Rumi:

Dance, when you're broken open.
Dance, if you've torn the bandage off.
Dance in the middle of the fighting.
Dance in your blood.
Dance, when you're perfectly free.

________________________________________________

crazy tree (árbol loco)


Había una vez, en medio de la ciudad, un grupo de cerezos florecientes.  Estos cerezos estaban felices de decorar ambos lados de la calle, compartiendo su hermosura con su vecinidad.  Se pararon ahí orgullosos y altos, y cada primavera, al primer indicio del calor, brotaban bellas flores rosas.  Cada verano las flores daban lugar a la abundancia de hojas verdes; y cada otoño, las hojas se ponían un bello tono de amarillo antes de caerse suavemente al suelo.  Todos los cerezos siguieron este ritmo confortante y estable ~ todos menos el arbol extraño al final de la calle, quien tenía el hábito raro de brotar flores en el otoño y dejar caer sus hojas en la primavera.  A decir verdad, la mayoría del tiempo brotaba y dejaba caer sus hojas a la vez.  Crazy tree.

No hace falta decir que las idiosincrasias de la Crazy Tree no le granjearon el cariño de los otros árboles.  Ya que resistió el horario de brotar flores, echar hojas, y dejarlas caer, moviendo contra la corriente (si se podría decir eso acerca de un arbol) ~ la Crazy Tree hizo que los otros árboles se sintieran un tanto incómodos. Pero por lo general estaban demasiado preocupados con sus vidas bien planeadas para prestar mucha atención a esta paria desarrapada.

Pero no podían dejar de notar que la Crazy Tree tenía algo especial.  Era difícil de describir, pero parecía que mientras ellos se sentían más o menos felices, la Crazy Tree estaba viva. O quizás despierta fuera mejor descripción. Parecía que la Crazy Tree sabía algo que los otros se negaron a reconocer:  que la vida no sucede según un horario.  Y a veces ~ pues, la verdad es que la mayoría del tiempo ~ ella les decía: estamos muriendo y naciendo al mismo tiempo, soltando las cosas y acogiendo lo nuevo en un baile loco y apasionado, lleno de flores rosas y hojas caídas. Al hablar de esto, la Crazy Tree se entusiasmaba tanto que brotaba una flor y dejaba caer una hoja para dar énfasis a su argumento.

Con el paso de los años, la asociación de la vecinidad se puso más impaciente con la apariencia de la Crazy Tree ya que no cumplía con los requisitos de la hermosura y la conformidad.  Y sucedió ~ como frecuentemente les pasa a los que desafían las ideas pre-concebidas de cómo debe ser la vida ~ que mataron a la Crazy Tree, talada antes de tiempo en una tarde soleada de verano.  La mayoría de los otros árboles, juntos con el presidente de la asociación de la vecinidad, se sintieron felices de estar libres de esta fealdad en su paisaje urbano.

Mientras tanto, muchas de las personas que caminaban o corrían por la vecinidad habían llegado a conocer y amar a la Crazy Tree y se sintieron profundamente tristes cuando descubrieron que ya no estaba ahí.  Pero no pasó mucho tiempo antes de que se dieran cuenta que su espíritu todavía estaba muy vivo; así que empezaron a pasar por ahí a sentarse en su tocón para sentir su presencia.  Dicen que es un lugar mágico, un lugar lleno de la sabiduría loca, y que de vez en cuando, cuando el viento es leve, soplando desde el sur, juran que pueden oír su voz, susurrándoles.  Últimamente, ha estado cantando versos de Rumi:

Baila cuando estás roto como un jarro abierto
Baila cuando te has agarrado la venda
Baila en medio de la pelea
Baila en tu sangre
Baila, cuando estés perfectamente libre.